La redacción de un contrato es ya de por sí una tarea ardua y no exenta de dificultades, que crecen de forma exponencial cuando no se dispone de plantillas de contratose intervienen varios miembros del equipo legal de una firma. Las distintas versiones generadas a partir del borrador inicial suelen desembocar en un callejón sin salida ante dudas como: ¿cuál es la última redacción del texto?
Esta situación se repite de forma continua con el método tradicional de generación de contratos, basado en cláusulas que son redactadas por varios profesionales, lo que obliga a estar en constante alerta para no cometer errores.
Un profesional del derecho no puede permitirse navegar en las aguas de la inseguridad jurídica, ni perder horas de su valioso tiempo (el principal activo del negocio jurídico) en la redacción de contratos, acechado por el temor de cometer errores que den al traste con la validez del contrato, el documento cumbre de infinidad de encargos profesionales. No en vano, los despachos especializados en la formalización de contratos utilizan una media de 186 modelos estándares de contratos y el 90% de los abogados de estas firmas y los in house de empresa dedican al menos dos horas de su jornada a la redacción y revisión de cláusulas contractuales.
Para hacer frente a este volumen de trabajo, cada vez son más los despachos que han implementado soluciones tecnológicas de última generación que permiten, gracias a las plantillas de contratos, reducir el tiempo medio dedicado por abogados de grandes firmas a la redacción y revisión de contratos. ¿Cómo lo logran?
A modo de ejemplo, la solución HighQ, de Thomson Reuters, integra los equipos, clientes, socios y proveedores gracias a un espacio de trabajo colaborativo.
Las soluciones con este potencial ofrecen toda la trazabilidad y el workflow (flujo de trabajo) que se ha hecho de un contrato desde su generación, lo que aporta seguridad jurídica. Dotan además al profesional la posibilidad de redactar documentos rápidamente y asignarles el estilo, el formato y las referencias propias de su despacho, todo ello de forma totalmente intuitiva para ir cumplimentando las variables. Todo ello a través de la creación de un template o modelo standard para que pueda ser reutilizado por cuantos usuarios sea necesario y en el que se pueden incluir los flujos de negociación, etc. que se considere oportuno.
Este potencial se traduce en nada menos que en un ahorro del 80% del tiempo medio dedicado por abogados de grandes firmas a la redacción y revisión de contratos, gracias a su potencial para la generación de flujos y procesos automáticos.
Mención especial merecen los profesionales expertos en contratación pública, que han encontrado en estas soluciones la respuesta que buscaban para atender a necesidades muy específicas como: