Es cierto. Todo está en la red. Hace años era preciso esperar semanas, cuando no meses, para conocer la existencia de una sentencia del Tribunal Supremo. Hoy eso ya no es así. Hoy podemos acceder al texto completo de una resolución judicial dictada (y notificada) ayer. Tecleamos la denominación de una norma y nos aparecen multitud de enlaces para acceder al texto. Escribimos un concepto jurídico y cualquier navegador nos ofrece una inmensidad de respuestas.
Mucha información. Toda la que queramos está ahí, al alcance de la mano. En el ordenador, el portátil, la tablet, el teléfono. Pero hay tanta información, son tantos los documentos que se nos ofrecen, que más bien se produce el efecto contrario. Tenemos que luchar contra la información inútil, la información desactualizada, la información errónea. En definitiva, contra la desinformación.
No se trata de la cantidad de información que seamos capaces de encontrar; no se trata de la cantidad de sentencias que podamos ver, sino de tener acceso a las que necesitamos para resolver el problema al que nos estemos enfrentando.
En el ejercicio de la profesión de abogado/a, nuestro deber es contar con la base de datos que ofrezca todas las garantías. Y los servicios gratuitos, no son una solución. No son las herramientas más útiles de la caja de herramientas del profesional jurídico; más bien una forma segura de garantizarnos problemas.
Encomendarse a san google para obtener información jurídica que nos permita presar el servicio que se nos ha encomendado por un cliente es un ahorro que pone en peligro la calidad y la eficiencia del servicio que, como profesionales, tenemos la obligación de prestar. No seremos eficaces y, menos aún, eficientes. Para ser eficientes se requiere contar con las herramientas más adecuadas para la realización de nuestra activdad profesional, que nos ofrezcan información fiable y actualizada y que nos permita realizar nuestra actividad profesional de una forma segura y eficiente.
Tener la norma no es suficiente. Ni siquiera el texto vigente al momento en que resulta aplicable a nuestro caso. Necesitamos información jurídica que esté relacionada y sistematizada:
Necesitamos una visión global de una determinada cuestión jurídica, y no solo una norma que puede estar actualizada o no, o una resolución judicial que puede haber sido revocada por una instancia superior. Es importante además que esa información, que cada uno de esos documentos, estén dotados de relaciones documentales. Relaciones que pueden serlo de muy diferente tipo y naturaleza. Que los preceptos de las normas estén relacionados con otras normas (que les desarrollan y afectan) y con otras resoluciones (que los interpretan, analizan e incluso anulan).
Porque disponer de la información jurídica en el momento preciso y de la forma adecuada puede marcar la diferente y puede ser el elemento determinante en la creación de valor en el ejercicio de nuestra actividad profesional.